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El 2 de mayo se celebra el Día Internacional contra el Bullying o el Acoso Escolar, con el objetivo de concienciar a los niños y jóvenes a nivel mundial. Así como buscar los mecanismos para evitar este mal, que hoy, se ha convertido en un terrible peligro para la población infantil y juvenil.
La fecha fue establecida por asociaciones de padres y diversas organizaciones no gubernamentales para concienciar sobre los riesgos del acoso escolar y los métodos para evitar la violencia en los centros escolares, y para establecer un protocolo de actuación ante casos de este tipo.
El bullying es causante directo de más de 200 muertes en América Latina y España, ya sea por homicidio o por inducción al suicidio cada año. Es decir se lleva la vida de niños y jóvenes en todas partes del mundo. En el mismo lapso está probado que enferma a miles de estudiantes que en general abandonan sus estudios o los sobrellevan con angustia y cansancio como si de una cotidiana tortura se tratase.
¿Qué se entiende por bullying o acoso escolar?
El Bullying es la forma de comportarse o dirigirse hacia otra persona ya sea de forma verbal o física, causando un daño temporal o permanente en la víctima. Es un tipo de hostigamiento reiterativo de una o más personas hacia sus semejantes, en los cuales la persona sufre de amenazas, intimidación, manipulación e inclusive, agresiones físicas.
El bullying es un enemigo silencioso que se nutre de tres venenos:
- la soledad
- la tristeza
- el miedo
Los niños más vulnerables al bullying suelen ser percibidos como diferentes por el resto de niños, pueden ser obesos o muy delgados, padecen alguna discapacidad, utilizan gafas, aparatos dentales o ropa diferente del resto, son nuevos en la escuela, etc.
Existen una serie de indicadores que el niño acosado puede presentar y alertar a los padres y profesores en caso de que esté sufriendo bullying escolar:
- Problemas de memoria, dificultad en la concentración y atención y descenso del rendimiento escolar.
- Depresión, ansiedad, irritabilidad, falta de apetito, dolor de cabeza, malestar generalizado, cansancio, sensación de ahogo, etc.
- Dificultades para dormir, pesadillas o insomnio.
- Aislamiento social, apatía e introversión.
- Mantenerse en estado de alerta de manera constante.
- No querer ir al colegio, ni juntarse con otros niños.
- Faltar al colegio de forma recurrente.
- Sentimientos de culpa y asunción de responsabilidad de los hechos.
- Conductas de huida y evitación.
- Negación de los hechos e incongruencias.
- Llanto incontrolado, respuestas emocionales extremas.
- Miedo a perder el control o a estar solo.
- Síntomas como temblores, palpitaciones, inquietud, nerviosismo, pesimismo, etc.
- Ideas e intentos de suicidio.
¿Cómo los padres pueden prevenir el bullying?
- Conocer a sus amigos y compañeros de la clase. Estar al tanto de la relación que tiene con ellos.
- En caso de notar algún rastro de violencia en su cuerpo, consultarle en privado qué le pasó y hazle sentir confianza para que pueda contar lo que pasó.
- No incentivar a que el niño resuelva solo el problema y mucho menos con violencia, ya que, lejos de solucionar el problema, puede ocasionar más estrés en los niños o adolescentes.
- Enseñar y educar en el respeto para que los niños no se burlen de sus compañeros.
- Hacerle saber que cuenta con apoyo y que ante cualquier ofensa acuda con alguna autoridad del centro educativo.
- Cuando se detecta un caso de bullying, los padres del niño o adolescente deben trabajar conjuntamente con la escuela para resolver el problema de una forma inmediata.
- Mantenerse informados sobre las medidas que se están tomando en la institución para resolver el caso.
- Observar en casa si existen algunos cambios en la conducta o en alimentación, y de ser necesario respaldarse con ayuda profesional.